21 de febrero de 2014

XX Congreso Democrático.


El SNTE, fracturado, pero lejos de morir.

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EL SNTE, FRACTURADO, PERO LEJOS DE MORIR, SEÑALAN EXPERTOS EN EL TEMA MAGISTERIAL
Fundamental, papel de la disidencia para democratizarlo

Ricardo Raphael, Pedro Hernández, Luis Hernández Navarro y Carlos Ornelas durante el foro México y el mundo actuales, con el tema 70 años del SNTE, el reto de su democratización, organizado por La Jornada y Casa Lamm. Foto Cristina Rodríguez
Emir Olivares Alonso / La Jornada /19 de febrero de 2014, p. 45

Aun cuando el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) llega fracturado a su 70 aniversario, la organización gremial está muy lejos de morir, pues las prácticas de corrupción de la dirigencia siguen siendo habituales.

Durante el foro México y el mundo actuales, con el tema 70 años del SNTE, el reto de su democratización, organizado por La Jornada y Casa Lamm, especialistas en el proceso histórico del sindicato magisterial señalaron la necesidad de democratizarlo, labor que, dijeron, será complicada, y destacaron el papel que la disidencia gremial debe jugar para alcanzar este objetivo.

El profesor Pedro Hernández, integrante de la disidente sección 9 del SNTE en el Distrito Federal –que se agrupa en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)–, consideró que es posible concretar este proceso desde el interior, para lo cual se requiere de un ejercicio de reflexión y revisión tanto de las acciones de la cúpula sindical como de la disidencia.

Indicó que en siete décadas de existencia, el SNTE ha sido dirigido sobre todo por tres cacicazgos (Jesús Robles Martínez, Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo), quienes “emprendieron estrategias similares para aliarse a los gobiernos en turno, velando por sus intereses personales y no por los de los trabajadores, usando la estructura sindical para fines partidistas y electorales.

Carlos Ornelas, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, y autor del libro Sistema educativo mexicano: la transición de fin de siglo, aseveró que el nacimiento del SNTE, en diciembre de 1943, fue un intento del régimen federal por controlar al magisterio.

Las historias para nombrar y sustituir al líder de este gremio, en particular los tres cacicazgos, han sido muy similares, donde el titular del Ejecutivo federal en turno da un manotazo y cambia la dirigencia.

Así se dio la sustitución de Robles Martínez por Jonguitud Barrios, quien llegó con el aval de Luis Echeverría; la llegada de Gordillo Morales para desbancar a Jonguitud Barrios, con el apoyo de Carlos Salinas de Gortari, y, finalmente, la sustitución de la maestra por Juan Díaz de la Torre, a principios del gobierno actual de Enrique Peña Nieto.

Luis Hernández Navarro, coordinador de opinión de La Jornada, dijo que, más allá del intento de control estatal sobre los maestros, el nacimiento del gremio también está ligado a un proceso de lucha de varios sectores docentes ligados a la izquierda en aquellos años.

Alertó sobre la actual situación que enfrentarán los profesores del país debido a que nunca en la historia del sindicato la situación había sido tan terrible, donde un personaje (el nuevo dirigente Juan Díaz de la Torre) ha estado tan entregado al gobierno federal, sin independencia sindical, totalmente abyecto. Si bien otros líderes hacían acuerdos (con el gobierno), mantenían cierta autonomía, pero Díaz de la Torre no.

Una Victoria Real.

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Tatiana Coll / La Jornada 12 febrero 2014

Es, sin lugar a dudas, una victoria real del movimiento magisterial democrático y de un puñado de investigadores la eliminación de la infame prueba Enlace. En primer lugar hay que destacar las sostenidas acciones de los maestros que en diferentes estados, sobre todo Michoacán, Guerrero y Oaxaca, se opusieron a la aplicación de estos exámenes estandarizados mal llamados evaluación y que, cansados de argumentar y debatir sin ser escuchados, decidieron tomar otras medidas: retener los camiones, asegurar los paquetes con las pruebas, cerrar sus escuelas, para impedir su aplicación y denunciar las perversas repercusiones que estaba teniendo.
Estos maestros fueron acusados estridentemente por los medios, la televisión, obcecada portavoz de Mexicanos Primero, de ser vándalos, destructores, salvajes, con intereses personales inconfesables y toda la retahíla de clichés habituales. Muchas televisoras montaron entrevistas con alumnos y maestros que prácticamente lloraban frente a las pantallasporque no habían podido hacer su examen. Desde el centro llovieron múltiples amenazas y algunos maestros fueron cesados.
En segundo lugar, el puñado de analistas que por encima de las voces mayoritarias siempre dóciles y reproductoras de lo institucional nos empeñamos, a través de los escasos medios abiertos, como La Jornada, o en revistas y libros universitarios, en dar la batalla de las ideas en el terreno de las políticas educativas neoliberales y, sobre todo, en contra de la imposición sistemática y constante de una avasalladora estructura institucional de evaluación que se ha venido construyendo desde 1984 con la inauguración del (Sistema Nacional de Investigadores) SNI. Muchos fuimos tildados de ultras,radicales sin remedio y sin argumentos, críticos sin propuesta, y todo el conjunto de denostaciones habituales en la derecha que descalifica pero no debate. Este puñado de profesores elaboramos detallados y sistemáticos análisis de los graves problemas del conjunto de instrumentos estandarizados que se utilizan para evaluar a estudiantes, profesores y programas de todos los niveles y que además están vinculados a procesos de estímulos monetarios, y tampoco fuimos escuchados.

Han pasado siete años desde que se instauró Enlace y no sabe uno si reír o llorar al escuchar ahora a la SEP, sin siquiera ruborizarse, aportar estos mismos argumentos para explicar por qué se elimina esta prueba. Han corrido más de mil 500 millones de pesos: ¡cuántas escuelas nuevas se habrían podido construir, cuántos maestros para esas incontables escuelitas multigrado, cuántos equipos y materiales! Se han pervertido, empobrecido e instrumentalizado los procesos de enseñanza-aprendizaje en el sistema básico. Se ha deformado la práctica docente al mercantilizarla, subordinando la obtención del estímulo a la mecanización y repetición de las pruebas, se ha llevado a generar prácticas de simulación y corrupción. Se ha mentido abiertamente a los padres de familia diciendo que eran evaluaciones diagnósticas, cuando no existe ningún diagnóstico de SEP, solo interminables listas donde un niño, como estímulo, puede enterarse que quedó en el número 536 mil, y los resultados son enviados a las escuelas en agosto cuando los niños ya están en otro curso con otro maestro. Se ha abusado del ranking clasificatorio y excluyente, que ha profundizado la desigualdad educativa y la falsa competitividad, que ha creado el mito de las escuelas públicas de primera calidad y las de segunda y tercera. Frente a todo este desastre no hay responsables, frente a este monumental fraude no hay responsables.
Tampoco hay hasta la fecha responsables por la muerte de los bebés de la guardería ABC de Hermosillo, tampoco hay responsables de los cientos de errores de los libros de texto. Campea la impunidad y la soberbia de seguir planteando que el magisterio democrático no tiene cabida, que los únicos maestros válidos siguen siendo los corruptos dirigentes del SNTE ex cómplices y achichincles de Elba Esther.
Anuncian ahora que se elaborará una segunda generación de pruebas. Con justa razón nos preguntamos: ¿cuál es la garantía de que estas nuevas pruebas sean diferentes? Se sigue pensando en pruebas masivas o censales, para todos los maestros y estudiantes del sistema básico, que solamente se pueden calificar si operan bajo el método de llenado de bolitas u opción múltiple a partir de la estandarización (reducción del conocimiento y temas a estándares), y que no pueden plantear opciones de construcción de respuestas. Estos siguen siendo procesos clasificatorios y de ordenamiento más que reales diagnósticos valorativos y formativos. Se sigue insistiendo en que este será el método ideal para determinar el ingreso, promoción y, sobre todo, permanencia del maestro con estas pruebas, mediante las cuales no se puede determinar ni siquiera si el maestro y los estudiantes saben escribir o plantear problemas y resolverlos. Una mejoría técnica de la prueba no va a resolver ninguno de los problemas.
Sin lugar a dudas el magisterio democrático sigue teniendo la palabra si se trata de pensar en una educación significativamente diferente.